jueves, 30 de octubre de 2008

jueves, 24 de julio de 2008

En vela (I)

EL NOGAL

Desde los albores de mi nueva existencia, agazapada en las ramas del nogal que resulta ser mi vida, mis ojos vigilantes no dejan de observar, imperturbables, cómo todos los seres de la creación pasean su ser por calles empedradas en la oscura noche. Condenada por no cumplir mi designio divino, hoy por hoy, y hasta el fín de los tiempos, soy y seré una Lechuza.

Cada noche observo a la gente pasar bajo mi nogal hospitalario, testigo antes que yo de los errores y desventuras de los pobres infelices, que tarde o temprano acabarán sentenciados por una fuerza superior a terminar una vida, de la que ni siquiera eran conscientes, en el cuerpo extraño que supone un ser, siempre considerado inferior a la psique humana.
El nogal dice que con el tiempo olvidaré, que no tuve tan mala suerte, que a todos los que les toca ser árbol, se les condena a saber, a no olvidar y a callar lo que ven, a crecer y crecer y aceptar sin remedio lo que ocurra, bueno o malo y sin queja alguna. En realidad, piensa que fui afortunada porque sí, y antes de que se me olvide, antes de Lechuza fui mujer, ni mejor ni peor, simplemente eso, mujer; pero ahora mi vida no es tan distinta a la de entonces a la que aún recuerdo, aunque parece que cada vez menos.
Nogal y yo hemos hecho un trato, si la noche y la luna no me envanecen, si no me amparo en los brazos de Selene, él escuchará mi historia, dejará que picotee en mi rama un recordatorio de lo que sabe y cada vez que se lo pida, me lo contará de nuevo.
Él no se queja de su destino, también llama Alea a lo que es, dice que es afortunado, que mi presencia no es más que un premio. Me dice: "¿Ves ese edificio de ahí? Antes era una escuela. A mis pies había un banco, de listones de madera con patas de forja labrada delicadamente, gallardamente duró intacto a mis pies una semana. Aún recuerdo el día que lo trajeron; lo trajo, ya anciano, el niño que un día plantó la semilla de lo que hoy soy. Parecía feliz, le acompañaba alguien del ayuntamiento, una señora con cara de suficiencia a la que no miré bien, puesto que lo importante estaba en la cara de ese hombre, mi padre, podría decir.
Ese día venía vestido de traje, inusual en él, ya que yo lo conocía bien, venía a visitarme, al menos una vez en semana. Con semblante serio le decía a la señora:
- '¿Lo cuidará bien?.
- Claro, no se preocupe, el mantenimiento de la escuela también se hará cargo de él. ¿Está ústed seguro de que no quiere que un operario lo instale?
- No gracias, creo que aún soy capaz.
- Bien, como usted quiera- tras lo que la señora estirada, desapareció tras la esquina de la calle con el repiquetear de sus tacones.
Mi padre se dispuso a clavar bien en el suelo ese banco del que estaba tan orgulloso. Tardó más de una hora, no recuerdo bien cuánto tiempo, hace mucho y ya no distingo igual el pasar del tiempo. Cuando terminó, gotas de sudor perlaban su frente y en sus ojos asomaba una sonrisa satisfecha, a la par que orgullosa, que me recordaba al niño que en un principio venía a regarme a diario. Su boca, sin embargo, mantenía un rictus serio, de labios apretados, como si fuese consciente de que aquella tarea era muy importante.
Tras dudarlo mucho, se sentó en el banco, cansado, me miró y me dijo:
- Te echaré de menos. Pero no te preocupes, que no te olvidaré.
Si un árbol hubiese podido llorar, en ese momento lo hubiese hecho, porque aquellas palabras eran una despedida, sin saber por qué, mi padre me abandonaba.
Pasó otra hora sentado en ese banco, en silencio, mientras sus ojos antes infantiles, volvían a recobrar el semblante que sólo aportan los años. Y volvió a hablar.
- Querido Nogal, tu estás aquí hoy, porque el día que murió mi hermano mi padre me dijo que debíamos aportar algo nuevo a la naturaleza, ya que algo nuestro se había ido. Cada vez que venía a regarte, a hacerte compañía, no estaba bajo un árbol cualquiera, tú eres de la familia. Hoy tengo que decirte adios, mañana me llevan, aún no sé el nombre del lugar, pero parece un sitio agradable, me han dicho que allí también hay nogales. Mi memoria ya no es lo que era, y mis nietos no pueden ocuparse de mí sin preocuparse y a mi Marta se la ha llevado Dios consigo, vengo de enterrarla. Este banco te hará compañía, ahora también es de la familia.
Y con paso tembloroso, casi renqueante, se alejó como en todo buen final de película, caminando hacia la luz anaranjada del atardecer.
Una semana después, mi hermano el banco, comenzó a soportar las vejaciones de chiquillos y adolescentes exaltados, que trataban de robar los tempranos frutos de mis ramas, saltando sobre su espalda. Hubo incluso una pareja, que presa de amor, dejó su huella tanto en mí como en las tablas de madera del esqueleto de mi hermano. Día a día, tras las lluvias del invierno, con la mayor exaltación que trae la primavera a los ya de por sí turbulentos ánimos juveniles y con el abandono que trael el calor del verano en los colegios, mi hermano ya no era el que llegó con mi padre hacía casi un año. Al otoño siguiente, descascarillada su forja, podrida su madera (la que quedaba de ella), la señora rancia que vino con Padre el día que nació Hermano, trajo consigo a un señor bajito y nervioso, con un mono de peto azul cobalto, y se llevaron consigo los restos, de lo que yo pensaba, era la única familia que me quedaba.
Un día después, una gran tormenta azotó el pueblo, la gente no pudo de salir de sus casas durante tres días y las persianas permanecían bajadas. Los niños no fueron al colegio, ni un sólo televisor sintonizó la única cadena que había entonces. Ese día descubrí, que Padre, había vuelto.
Me contó cuál fue su error al traer con migo un banco, y me dijo:
- Las que acaban siendo objetos inertes, sin vida, pierden su posibilidad de comunicarse, aunque sienten, casi como un cosquilleo lejano, lo mismo que tu y yo vivimos, pero no les afecta el ánimo.
- Tu y yo hemos sido afortunados, hijo- prosiguió, y el corazón que todo árbol no tiene, pero que habita en el alma de los que hemos sido, dio un vuelgo impresionante, era la primera vez que me llamaba hijo.- Para volver a disfrutar de la vida, Dios nos otorga la posibilidad de estar cerca de lo que un día amamos, si nos toca ser una planta, un animal, agua o aire, cualquier elemento en movimiento y con un atisbo de vida, somos afortunados, no dejamos de sentir, nos podemos comunicar y, muchos, recordar. Cada uno posee la mayoría de estas particularidades, salvo una y dependiendo de lo que seamos esa será y probablemente sea algo, que ansiemos enormemente. En tu caso, muchacho, no te puedes mover. En el mío, no puedo quedarme quieto.
Con estas palabras Padre se fue, pero como antes de ser Nube, comenzó a visitarme, por lo menos una vez en semana, sin olvidar que de vez en cuando debía regarme.
En tu caso, querida Lechuza, sólo puedes atisbar el sol, porque un gran cansancio caerá sobre ti mientras brille alto, por eso, mi querida amiga, olvidarás, porque la luz es, a fin de cuentas, la puerta a todo conocimiento".
Después de esto me dijo - "Buenos días Lechuza, cobíjate en el hueco que hay al final de la rama, ya viene Aurora, esta noche me contarás tu historia". Y allí que fui, desconcertada, pues hacía sólo unas horas que había despertado sobre las ramas del Nogal.

martes, 24 de junio de 2008

10 items or less (Caja rápida)

Supongo que nadie que no haya trabajado de cajera en una gran superficie puede hacerse a la idea de lo que supone estar en la caja rápida.
Acabo de ver "Dame diez razones" (10 items or less), la película de cine "independiente" (me encanta poner comillas y paréntesis para hacer incisos) que protagonizan Morgan Freeman y Paz Vega.
Trata de un actor en horas bajas -Freeman, en este caso se interpreta a sí mismo- que va a un supermercado de barrio a estudiar al gerente del mismo porque le han ofrecido un papel en el que interpreta a un gerente de supermercado. Allí conoce a la singular cajera de la Caja Rápida (10 items or less)-Paz Vega/Scarlet- y emprende con ella una especie de road movie, que aunque no atraviese el país como estamos acostumbrados, nos lleva en el coche de la chica en un aprendizaje intenso de lo que son las personas y cómo se ven, lo que es el autoestima y lo que supone que haya alguien que te diga lo que necesitas oir para que todo ruede dentro de tí, para que tu engranaje empiece a moverse. El destino de ella, una entrevista de trabajo; el de él, su casa.
Además la película también habla de miedos y de lo mucho que cuesta moverse cuando uno se ha acostumbrado a lo que tiene, aunque no sea lo que deseaba para sí. Al principio de la película, Scarlet (Paz Vega), le explica a Morgan Freeman la diferencia de trabajar en una caja normal y en una normal, el cómo la gente siempre trata de pasar más de los diez artículos de tope y no sigue las normas establecidas, aunque estén escritas bien visibles y en varios idiomas delante de sus narices.
A raiz de esta historia, casi al final de la película, Morgan ofrece a Scarlet un juego, en el que juegan los dos: Diez razones, de las que no hay que pasarse, pero sí se puede uno quedar corto. Piden diez razones positivas y diez negativas para seguir adelante o quedarse como está. En ambas, la protagonista se queda corta, aunque más en las positivas, mientras que Morgan las sobrepasa, demostrando ser como los demás. Finalmente, cuando Scarlet sale de la entrevista de trabajo y decide no seguir con la vida que tiene, lleva a Morgan a su casa y, ya en la puerta, le pide decirle una razón más de seguir adelante y el le dice que sí, ella le dice: "Este momento", la octava razón.
Entre todas las razones, la más poderosa, la más increíble de todas y que no se pierde nunca: el momento. Probablemente yo no sea capaz de escribir diez razones, ni positivas ni negativas, por lo menos del tirón y sin pensarlo mucho, seguramente las cambiaría a cada momento, (soy indecisa). Pero es asombroso lo que consigue que un día insignificante, como otro cualquiera, se convierta de pronto, en uno de los mejores días de tu vida.
Hoy debo estar más profunda de lo normal, pero me ha encantado.
Inconsciente e inconstante.
P.D: Danny DeVito tiene un Toyota Prius.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Nubes y Claros. Hoy Soleado.

Para ser alguien que, como yo, vive en una nube... no suelo estar pendiente de lo que dicen los "hombres y mujeres del tiempo".

Desde tiempos inmemoriales (jeje) se han hecho bromas a cerca de lo poco que aciertan estos profesionales. Aunque hay que reconocer que gracias a los adelantos técnicos estas prospecciones son cada vez más fiables. Aún así, yo soy más tradicional.

Son mis rodillas las que me avisan de si va a cambiar el tiempo, aunque todavía no sé si a mejor o a peor (tengo que perfeccionar mi técnica). Mi cabeza, o más bien mi dolor de cabeza, me avisa de que a pesar de estar nublado, no va a llover - ODIO ESOS DÍAS.


Aunque la mejor manera que tiene mi cuerpo de saber la temperatura que va a hacer, sobretodo en entretiempo (ni verano ni invierno), es las ganas que tenga de ponerme una ropa más o menos abrigada. Si voy "ligera de ropa" ese día las temperaturas caen unos 10º C; pero si me he puesto una rebequita, o peor aún, algo de manga larga aunque fino y seguro que negro, pues el cambio es el contrario, las temperaturas aumentan unos 10ºC o más. Así que ya sabéis, preguntaros que llevaré puesto para saber si se os estropea el finde, la mañana o lo que sea. Porque en puentes y fines de semana lo mejor es preguntarme qué he echado en la maleta, eso dirá el tiempo que va a hacer. Con el tiempo y para darle más aventura a mis salidas de ocio he aprendido a echar de todo un poco, acabando con un maletón en lugar de con un bolso de fin de semana, porque al fin y al cabo: "ME GUSTAN LAS SORPRESAS".

Pero lo mejor de todo es el método malagueño para saber si durante la noche a llovido o se esperan precipitaciones a lo largo del día en la capital malacitana: si te asomas a cualquier rotonda, incorporación a la autovía o calle de esas que tienen esa señal que sólo existe aquí (Red Básica), y ves que te espera más de una hora para llegar a trabajar y eso que hoy has salido antes de casa, es que o ha llovido por la noche o se preveen lluvias, a pesar del radiante sol que ilumina la mañana.

Sólo hay una situación aún peor en la capital de la Costa del Sol, que esté lloviendo, entonces las colas serán de dos horas, si es que no llegas a trabajar cinco minutos antes de la hora de fichar la salida del trabajo y volver a empezar.

He llegado a la conclusión de que en estos casos lo mejor es tomárselo con filosofía: observar cómo dos en la furgoneta de al lado se fuman unos porritos mientras se enfrentan al atasco; reirte de las caras que pone el del coche de atrás mientras habla por teléfono; descojonarte ante la "picardía" de algunos que hacen la pirula a los pobres infelices que, sin tener por qué, les ceden el paso; tontear con el majete del coche de al lado, manteniendo las ventanillas subidas no vayamos a ir más lejos de lo que un embotellamiento requiere.

Hoy en día, esclavos de los cambios de temperatura y de las inclemencias del proceso meteorológico que tan revolucionado anda con el calentamiento global, las personas nos vemos cada vez más afectados por estos cambios, ya sea físicamente como mentalmente; puesto que, a pesar de no haberlo mencionado, el estado de ánimo se ha convertido también en un gran indicador de la situación climatológica del entorno personal de cada uno.

Así que desde aquí, pedirle disculpas a algunos y poner de excusa al tiempo, que me ha mantenido alejada de mis "obligaciones" sociales y del mundo en general, determinando en mi persona un periodo de recalificación del terreno neuronal, tras el que ha comenzado la construcción de nuevos proyectos que espero mejoren el tráfico nervioso en mi cerebro.


¡¡¡Hoy ha amanecido soleado!!!

Inconsciente e inconstante.

martes, 6 de mayo de 2008

Lo que suponen Diez Minutos





Como lo que se refleja gráficamente, diez minutos en el diario de una persona, o incluso en su vida, suponen una gran diferencia, para el resto del día o de la vida.

Salir diez minutos antes de tu casa puede suponer evitar atascos, llegar temprano al trabajo, e incluso que tu jefe esté encantado de verte. En el caso contrario, puede suponer largas colas de atascos, que llegues tarde, que a tu jefe le hayan entrado los demonios, e incluso te pueden despedir.

Pero diez minutos, pueden suponer también una gran diferencia en otros aspectos, pueden hacer que una película sea perfecta o un tostón, y pueden hacer que tu vejiga sufra un gran revés en el asiento del cine, lo que supone; o que te haces pis encima o que te sales y te pierdes el glorioso final de una película que te ha tenido enganchado desde el principio.

Socialmente, diez minutos también son una diferencia, sobretodo para los impacientes, esperar a un amigo diez minutos, es pasable; aunque es mejor no tener que esperarlo, que esté ahí a la hora indicada, lo que no quiere decir que no sea peor esperar una hora de reloj (me ha pasado).

Los españoles somos especialistas en dejar lo diez minutos de cortesía, quién no ha tenido clases de una hora que al final han sido de cuarenta minutos, por los diez minutos de cortesía del principio, y los diez del final. Eso no pasa en otros paises, en los que los trenes llegan a las 07:13 h. en punto, ni minuto arriba ni minuto abajo, parece que todo el país sincroniza sus relojes, en España, llegan a eso de las siete y cuarto, que pueden ser las siete y media o las ocho, total, por esperar un ratito no pasa nada. Esa es la fama que nos acabamos dando. Diez minutos, un mundo, una vida. Diez minutos, a veces, lo son todo. (Inconstante e inconsciente)



Para terminar, en una posdata, quiero reseñar la publicación hoy, del nuevo disco de La Fuga: Asuntos pendientes. Estoy deseando pasarme por la tienda de discos, el adelanto fue, como casi todas sus canciones, simplemente un poema para el alma.


Las dudas de Aida

Como siempre, con motivo de mi indecisión, no tenía claro sobre qué escribir la siguiente entrada, y puesto que no me apetecía dejarlo meses y meses como la primera, pues os cuento las disyuntivas y diferentes veredas a las que me lleva el cruce de caminos.
Primero, pensé basarme en mis dudas sobre el nombre de la página, e incluso el color del fondo, ya que una amiga me ha dicho que es "demasiado rosa", con lo cual estoy casi de acuerdo; el problema en ese sentido, es que ese color va conmigo, aunque muchos lleguen a dudarlo, en el fondo soy rosa (;p). La cuestión del nombre se resuelve por sí sola, una nube es donde paso la mayor parte del tiempo y a pesar de no ser muy comercial refleja en sí todo lo que es esta página, un desahogo mental, el telescopio desde donde observo el mundo desde mi nube ("Y al que no le guste que no mire").
Y la segunda duda se basa en qué escribir, "primeramente" había pensado detallar las sensaciones que tuve en el viaje de 'vuelta' a Málaga, aunque esta mañana me asomó la idea de escribir la diferencia que supone salir diez minutos antes de casa para ir al trabajo, en fín, en ello estoy, creo que finalmente escribiré las dos cosas, aunque no sé si ahora, o dentro de mil días, a saber... Soy voluble. (Inconstante e inconsciente).

martes, 29 de abril de 2008

¿QUÉ OS PARECE ESTE DISEÑO PARA UNA CAMISETA?


Llevo meses detrás de empezar mi blog de alguna manera, y después de mi sobreexposición a la publicidad televisiva me pareció buena idea empezar de esta manera; ya que también llevo algún tiempo perfilando la posibilidad de estampar una camiseta con un toque personal. En primera instancia espero opiniones. Me apetece saber lo que pensáis, qué quitarías, qué cambiaríais, qué pondríais. Este verano la camiseta será un hecho, así que a ver que pasa, sólo que no espero que de esto salga una peli.

A partir de aquí probablemente, este blog simplemente sea una forma de enseñar mis cutrecreaciones, ya sean imágenes o intentos literarios. En todo caso, sólo esperar ver lo que opináis.